Este es el sexto de una serie de reportes periódicos que el CEDE publica con un análisis gráfico de la evolución del Covid-19 en Colombia a partir de los datos públicos de salud. El análisis, de Jorge Tovar, lo pueden seguir también con actualizaciones diarias en su cuenta de Twitter @JorgeATovar.
Estamos en fase descendente. Tanto el número de fallecidos como el número de casos diagnosticados vienen cayendo en la última semana. El descenso del pico, según nos ha mostrado la experiencia internacional, no es lineal. Colombia no es ninguna excepción.
La Figura 1 muestra la evolución de casos según la fecha de diagnóstico (línea roja) y la fecha de inicio de síntomas (línea verde). Además de la caída en el número de pruebas y la todavía alta tasa de positividad, factores que discutimos la semana pasada, destaca la curvatura de la tendencia de la línea verde. Desde el pico del 24 de julio pasado, la tendencia según la fecha de inicio de síntomas ha venido cayendo, si bien los números efectivamente observados (línea de puntos verde) bajan y suben constantemente. Incluso, y aún antes de comenzar la nueva normalidad, la tendencia llega a girar ligeramente hacia arriba. Esto sugiere lo delicado del proceso, y lo importante de mantener las medidas de bioseguridad en el contexto de la nueva normalidad.
La Figura 2 grafica la evolución de casos, por fecha de inicio de síntomas, para las cuatro principales ciudades del país. Sin lugar a dudas es en Barranquilla donde se aprecia un descenso decidido. Cali y Medellín son ejemplos de la dificultad en la caída, particularmente esta última. Si bien está lejos de las cifras del pico del 24 de julio, a los antioqueños les ha costado bajar de los 1000 casos diarios.
La Figura 3 ilustra lo ocurrido en Santa Marta, Cartagena, Quibdó y Bucaramanga. En el caso de la capital santandereana no es claro que el pico se haya alcanzado. A la fecha, el mayor número de casos se registró el 15 de agosto con 308 positivos. La evolución es quebrada y con tendencia constante. En Cartagena la tendencia viene descendiendo sistemáticamente desde el pico del 1 de julio. Pero presenta subidas, quizás excesivas. El 26 de agosto se registraron 341 casos, la tercera cifra más alta de toda la pandemia, y aún fuera del alcance de la tendencia graficada por el rezago con que se debe calcular. Quibdó y Santa Marta presentan una evolución decreciente más natural, en cuanto al sentido de la misma, aún con las consabidos subidas y bajadas que se observan durante el proceso.
En resumen, la caída no es lineal y entender el proceso debe ayudar a manejar las ansiedades cuando se revisan las cifras. Monitorear las subidas, aunque naturales, debe darnos una idea sobre la validez de las acciones de bioseguridad que estamos siguiendo, o la necesidad de reforzar los cuidados personales y colectivos.
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