Jorge Iván dictó clases en la Facultad de Economía de manera continua desde 1998. Su cátedra era para él mucho más que una actividad académica: era su deleite, su pasión, su convicción. Cada estudiante era importante para él y en su relación con ellos siempre se caracterizó por su deseo de formar, de apoyar, de entusiasmar, de relacionar con nuestra realidad y de invitar a la creatividad a través de proponer cambios. Su excelente nivel académico, su permanente actualización sobre los temas de su curso y su gran carisma le hicieron acreedor del gran respeto, admiración y afecto por parte de sus estudiantes, cuyas evaluaciones siempre fueron excelentes.
Encontrar a Jorge Iván por la Universidad le subía a uno el ánimo: siempre sonriente, jovial, con excelentes relaciones interpersonales que basaba en el respeto, la solidaridad y el sincero interés por los demás. Con el equipo administrativo de la Facultad siempre fue especial, considerado, cortés y muy colaborador. Siempre irradió optimismo y una gran paz interior, fruto de su trabajo personal en su desarrollo espiritual.
Recordar a Jorge Iván invita a una dulce y plácida sonrisa: aquella que se emite cuando el ejemplo de un ser como él lo estimula a uno a ser mejor persona.