¿Si en Colombia se produce más coca, afecta a personas en otros países?
4 de noviembre de 2025
Andrés Ham, Profesor Asociado, Facultad de Economía y Escuela de Gobierno, Universidad de los Andes.
Doctorado: University of Illinois at Urbana-Champaign.
Pregrado y maestría: Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Universidad Nacional de La Plata.Página web del autor: https://andresham.com/
Sobre la iniciativa voces: https://economia.uniandes.edu.co/voces
Entre el 2010 y el 2023, la producción de coca en Colombia ha aumentado de 50.000 a 250.000 hectáreas, un 400%. Este crecimiento en la producción de coca ha llevado a una discusión profunda de sus posibles causas y consecuencias dentro del país, resumido aquí por Daniel Mejía. Sin embargo, quiero que pensemos en la posibilidad que este incremento en la producción de coca puede tener repercusiones por fuera de Colombia.
¿Cómo así que la coca producida en Colombia afecta a otros países? Las Naciones Unidas viene monitoreando el mercado internacional de las drogas, donde suponen que las drogas ilícitas se producen mayormente en América del Sur (A) para ser compradas principalmente en América del Norte (B). Sin embargo, para llegar del punto A al punto B, necesitan mover el producto por países de tránsito en América Central y el Caribe (C). Esto se muestra en la Figura 1, tomado del World Drug Report 2025.
Figura 1. Destino y procedencia de cocaína en el continente americano

Fuente: UNODC (2025)
Notas: El mapa muestra los principales productores (en negro) y destinos (en verde) de las drogas ilícitas. Los países en color gris no son productores ni destinos.
Con varios colegas, hemos comenzado una agenda de investigación que busca entender las repercusiones que puede tener el mercado internacional de las drogas ilícitas sobre los hogares y las personas que viven en los países de tránsito ubicados en América Central. Nuestra hipótesis es que un mayor tráfico de drogas en la región aumenta la violencia relacionada con el narcotráfico, y esta violencia afecta las decisiones de los hogares y el bienestar de las personas.
En este blog, les comentaré algunos resultados preliminares de dos proyectos en marcha. El primero, estudia si el incremento en violencia relacionada con narcotráfico afecta las intenciones de emigrar. El segundo, hace foco en Honduras para entender cómo los miembros de un hogar cambian sus decisiones laborales y los cuidadores repiensan la educación de los niños, niñas y adolescentes cuando hay un aumento en la violencia generada por mayor tráfico de drogas.
En el primer trabajo, con Leonardo Bonilla-Mejía, Jessica Bracco y Leonardo Peñaloza-Pacheco, usamos información de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen para identificar rutas por donde se transportan las drogas entre América del Sur y América del Norte. Estas incluyen rutas terrestres, marítimas y aéreas. Para 4 países en América Central (El Salvador, Honduras, Costa Rica y Panamá), calculamos la distancia de regiones subnacionales a la ruta documentada más cercana. Nuestra hipótesis es que las zonas más cercanas a las rutas de narcotráfico pueden tener niveles de violencia más afectados cuando cambia la producción de drogas.
La evidencia resultante dice que, cuando aumenta la violencia relacionada con el tráfico de drogas, los centroamericanos reportan mayores ganas de irse de su país. Pareciera que el destino preferido entre aquellos que quieren emigrar es Estados Unidos. Resaltamos que estas personas no solamente reportan mayor intención de irse, sino que hacen preparativos para emprender el viaje, como buscar tiquetes y comenzar trámites de visado. Muchas de las personas que quieren emigrar son jóvenes y educados, lo cual sugiere que el narcotráfico motiva la “fuga de cerebros” en países de tránsito.
¿Cómo explicamos estos hallazgos? Confirmamos en los datos que un mayor tráfico de drogas sí genera mayores niveles de violencia en regiones más cercanas a las rutas conocidas. Esta mayor violencia afecta la actividad económica: las luces nocturnas son más bajas en zonas cercanas a rutas que en regiones más alejadas de las rutas. Esta menor actividad económica conlleva a que se dificulta obtener empleos de calidad en las regiones por donde se transporta la droga y debido a esta incapacidad de generar ingresos, las personas buscan oportunidades por fuera de su país.
En el segundo trabajo, con Andrea Velásquez, Juanita Ruiz y Sofía Gómez Pisco, nos enfocamos en el caso de Honduras. Al contrario del proyecto anterior donde vemos regiones, acá nos fijamos en municipios, lo cual permite una mayor desagregación de los efectos. En este caso, comparamos a los municipios con mayor acceso a rutas aéreas, marítimas y terrestres para transportar droga con aquellos que tienen acceso más difícil porque alguna de estas tres formas de transporte es más lejana.
Los resultados preliminares nos muestran que existe un ajuste dentro de los hogares cuando aumenta la violencia relacionada al narcotráfico. Al aumentar esta, vemos menor participación laboral masculina, con efectos concentrados en hombres menos educados y en sectores informales. Las mujeres asalariadas expuestas a mayor violencia aumentan la cantidad de horas trabajadas y sus salarios disminuyen. Los niños, niñas y adolescentes en municipios de tránsito suelen asistir más al colegio. Estos hallazgos sugieren que los hogares buscan resguardarse cuando hay mayor inseguridad. Los adultos prefieren estar en la casa que trabajando por fuera de ella. Los hogares deciden que es preferible que los niños, niñas y adolescentes asistan al colegio, acumulando capital humano, que estar en la casa. Si bien estamos todavía robusteciendo este análisis, esta evidencia es compatible conceptualmente con modelos de cómo la violencia afecta la toma de decisiones.
Hay todavía mucho por explorar dentro de esta agenda de investigación. Lo primero que estamos documentando es que el narcotráfico tiene costos económicos y sociales significativos en los países por los cuáles transitan las drogas ilícitas. Estos países suelen estar sistemáticamente entre los más pobres, desiguales y violentos en América Latina; por lo que entender cómo podemos mejorar el bienestar de los hogares en estos países debe ser un objetivo esencial de las políticas públicas.
Invitamos a otros colegas investigando temas de narcotráfico y sus consecuencias en América Latina a que compartamos hallazgos para generar evidencia que permita lograr este objetivo propuesto, el cual estoy seguro de que compartimos muchas personas que nos interesan estos temas. Mayor y mejor evidencia permitirá plantear soluciones efectivas para este gran problema.

