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Nota Macroeconómica 33 | Empleo formal: el gran reto para el 2022

En este nuevo seguimiento a la recuperación del empleo, encontramos que el empleo total ha seguido su recuperación, mucho más lenta que la de la actividad económica, jalonado por empleos informales. Desde agosto de este año el número de empleos informales ha superado su nivel previo a la pandemia. En septiembre, último mes para el cual están disponibles los datos detallados, había cerca de 300 mil empleos informales más que en el mismo mes de 2019. También un déficit cercano a 830 mil empleos formales (definidos como los que cotizan a pensión) frente a septiembre de 2019. Los jóvenes son los más afectados por la lenta recuperación del empleo formal: el número de empleos formales en personas de menos de 25 años no llega al 80% de su nivel prepandémico.  La lenta recuperación del empleo formal puede no sorprender a la luz de las barreras a la creación de este tipo de empleo, pero es de gran preocupación. La reciente decisión de elevar el salario mínimo en más de 10%, que supera en más de 3.5 puntos porcentuales a la suma de inflación y crecimiento de productividad, amplía aún más la brecha entre los costos de creación de empleo formal e informal.

Autoras: Marcela Eslava y Juanita Ruiz. 

Nota Macroeconómica 33: Empleo formal: el gran reto para el 2022

Durante el comienzo de la pandemia que se vivió en abril y mayo de 2020, el número de ocupados cayó en más de 20%. Esto se tradujo en un marcado incremento del desempleo y también en una fuerte salida de personas a la inactividad laboral (Figura 1). Redundó también en un incremento de la fracción de hogares cuyos ingresos laborales estaban por debajo de un salario mínimo a 50% en mayo de 2020, comparado con niveles prepandémicos cercanos el 35% (Figura 2). Las afectaciones en esos meses iniciales fueron particularmente marcadas para los trabajadores informales y aquellos en microempresas (Figura 3) y para las mujeres y jóvenes (Figuras 4 y 5).

Figura 1: Ocupados, desocupados, inactivos relativo a marzo de 2019 

Nota: Las series están normalizadas con respecto a la marzo de 2019, se muestran para mayo y septiembre de cada año, las horas de trabajo semanales se calculan teniendo en cuenta el primer empleo. 
Fuente: cálculos propios con base en GEIH (2019,2020,2021). 

El 2021 desplegó una importante dinámica de la recuperación de la actividad económica que ya tiene al país en niveles de producción ligeramente superiores a los de 2019 (si bien muy por debajo aún del nivel del PIB que, antes de la pandemia, se proyectaba para 2021). A pesar de la buena dinámica de la actividad, el empleo y los ingresos de los hogares se han recuperado de forma lenta. A septiembre de 2021 el empleo se mantenía con una brecha de casi 500mil empleos, mientras el 40% de los hogares tenía ingresos inferiores a un salario mínimo. Aunque mejor que el 50% de hace unos meses, este número no muestra aún una clara dinámica hacia los niveles prepandémicos de entre 30 y 35% (Figura 2).   

Figura 2: Evolución mensual de los ingresos laborales 

Nota: El ingreso laboral solo tiene en cuenta los ingresos del primer empleo, y se excluyen pagos en especie. Se muestran cifras para mayo y septiembre de cada año. Fuente: Cálculos propios con datos de la GEIH (2019-2021). 

Seguimos débiles en creación de nuevo empleo formal, estable y de alta capacidad de generar valor e ingresos

En los primeros meses de la crisis el golpe fue más fuerte para los empleos informales y las microecompresas, lo que refleja simplemente el uso de los canales más flexibles de ajuste del empleo ante grandes choques. Por lo mismo, estas afectaciones se recuperaron del choque inicial con cierta rapidez. Como se observa en la Figura 3, los números de ocupados informales y cuentapropistas regresaron a sus niveles prepandemia alrededor de septiembre de 2020. El empleo asalariado en microempresas también rebotó rápidamente. La recuperación de esos segmentos ha seguido consolidándose, con altibajos de corto plazo. Para septiembre de 2021 el número de empleos informales superaba en casi 300 mil empleos el del mismo mes de 2019. Comparado con ese mes de 2019, el número de trabajadores por cuentapropia en septiembre de 2021 era superior en 550 mil personas.

Figura 3: Evolución de los ocupados formales, informales y por categorías de empleo relativo a marzo de 2019 
 

Nota: Empleados formales  son aquellos que cotizan pensión. Se excluyen los meses marzo y abril de 2020 por falta de información, y las series están normalizadas con respecto a marzo de 2019. Se muestran cifras para mayo y septiembre de cada año. Fuente: Cálculos propios  con base en GEIH (2019, 2020, 2021).
 

**Se excluyen los meses marzo y abril de 2020 por falta de información. Nota: las series están normalizadas con respecto a marzo de 2019, se muestran cifras para mayo y septiembre de cada año. Fuente: Cálculos propios  con base en GEIH (2019, 2020, 2021).

Entre tanto, el número de empleos formales (definidos como los que cotizan pensión) presentaba en septiembre de 2021 una enorme brecha de 830 mil empleos frente al mismo mes de 2019. Esa brecha no es muy diferente de la que viene mostrando este indicador desde finales de 2020. No sorprende la difícil recuperación del empleo formal pues abrir un nuevo contrato formal implica compromisos que, ante la eventualidad de un nuevo choque, se traducen en costos sensibles e inflexibles para el empleador. Por ejemplo, el salario no se puede reducir, hay límites y costos relacionados con la posibilidad de dar licencias o vacaciones o terminar el contrato, pisos a los salarios y unos altos no salariales, asociados a la forma de financiación del sistema de seguridad social. El piso salarial en este tipo de empleos con frecuencia implica duplicar los costos para un empleador frente a lo que el mismo trabajador gana en la informalidad. La reciente alza de más de 10% en el salario mínimo amplía esa brecha.

Aunque no sea sorprendente, la pobre recuperación del empleo formal es tremendamente preocupante. Lo es porque un puesto formal de trabajo es un tesoro en nuestro entorno. Un tesoro no sólo por su relativa escasez (menos de 40% de los trabajadores tiene un empleo formal, definido como uno que incluye protección pensional), sino por la mayor estabilidad y más alto ingreso que ofrece al trabajador comparado con otras formas de enganche, y también porque representa un activo organizacional para la sociedad. Un trabajo formal implica un nodo en la red densa de relaciones que es una empresa cualquiera, con conexiones claves para las ganancias de productividad de que depende nuestra sociedad para elevar el nivel de vida de la población.

Dinamizar la creación de empleo formal y estable, es entonces el gran reto de la recuperación. Aunque los programas de empleo de emergencia pueden ayudar a paliar el golpe a los ingresos de los hogares, difícilmente son la semilla de esa empleabilidad estable y generadora de encadenamientos productivos. Es necesario un verdadero despegue del sector privado de alto valor. 

La lenta recuperación del empleo formal golpea más a los jóvenes

Desde el inicio de la crisis los jóvenes han estado entre los más golpeados por el bajonazo del mercado laboral (Figura 4). A septiembre de 2021 las personas del grupo entre 15 y 24 años mantenían una brecha de 4 puntos porcentuales en número de empleos frente a marzo de 2019, mientras que para aquellos desde 25 años esa brecha era de un solo punto. Es en la formalidad donde esa brecha de los jóvenes es mayor. En el segmento formal, el número de empleos juveniles es hoy menor al 80% de ese número en prepandemia.

Figura 4: Ocupados formales vs informales según sexo relativo a marzo 2019 

Nota: Empleados formales  son aquellos que cotizan pensión. Se excluyen los meses marzo y abril de 2020 en las series de formales e informales por falta de información, las series están normalizadas con respecto a marzo de 2019. Se muestran cifras para mayo y septiembre de cada año. Fuente: Cálculos propios  con base en GEIH (2019 ,2020, 2021).

La brecha laboral de género permanece

A septiembre de 2021 el empleo masculino había recuperado, incluso superado levemente, sus niveles de prepandemia. Es en el empleo femenino donde persiste una brecha de 6 puntos porcentuales frente al número de mujeres ocupadas en marzo de 2019 En comparación con septiembre de 2019, esa brecha es aún mayor, de casi 8 puntos porcentuales, lo que representa cerca de 600 mil puestos de trabajo femeninos.  Sigue siendo una brecha enorme, si bien menor a la observada hasta julio de este año. La mejora observada en agosto y septiembre podría atribuirse al más dinámico regreso a las aulas en el segundo semestre de 2021 frente al trimestre anterior, aunque aún muchos niños y adolescentes siguen sin regresar por completo a la educación presencial, y se teme que muchos hayan desertado de forma definitiva.

Figura 5: Ocupados formales vs. informales según sexo relativo a marzo 2019

Nota: Empleados formales  son aquellos que cotizan pensión. Se excluyen los meses marzo y abril de 2020 en las series de formales e informales por falta de información, las series están normalizadas con respecto a marzo de 2019. Se muestran cifras para mayo y septiembre de cada año. Fuente: Cálculos propios  con base en GEIH (2019 ,2020, 2021).

      

 

Fecha de Publicación: 
Viernes, Diciembre 17, 2021
Disponibilidad: 
Si