En su trabajo ‘La quinta puerta’ los profesores Leopoldo Fergusson, Juan Camilo Cárdenas y Mauricio García Villegas, concluyen que la educación en Colombia no remedia las desigualdades de ingreso y por el contrario las acrecienta, al condicionar la calidad de la educación, el ambiente de aprendizaje y el desarrollo de habilidades al nivel de ingreso y estatus social de las familias.
En el inicio de la república apareció la disputa entre los conservadores quienes defendían la enseñanza impartida por la iglesia, y los liberales que apoyaban una educación laica, ideas que inspiraron las reformas del radicalismo. En la segunda mitad del siglo XX, Colombia avanzó en urbanización, generando una demanda significativa en educación primaria y secundaria. El Estado amplió el sistema educativo, dejando de lado la formación docente y la calidad, y en esas condiciones creció la oferta privada, generándose un apartheid educativo que subvalora el capital simbólico y social de las instituciones públicas.
Colombia cuenta con 47% de instituciones educativas privadas, y los autores denominan ‘trampa de la debilidad de bienes públicos’ a la oferta reducida de bienes públicos, que propicia la búsqueda de alternativas privadas por clases altas y medias. Por esa privatización de bienes y servicios la presión sobre el Estado se reduce, desincentivando la mejora de la oferta. Como la demanda ahora es más baja, habrá menor oferta de bienes públicos.
¡Y el ciclo se repite y se ahonda...!.
En primera infancia, la asistencia de la población de mayor poder adquisitivo a la educación es 45% y la población con menores ingresos registra una asistencia 15% menor y si en primera infancia se usan limitadamente las capacidades, ello condiciona el aprendizaje futuro. Es posible evidenciar una relación proporcional entre los resultados de las pruebas y los quintiles de riqueza, con rendimiento sobresaliente en los quintiles de riqueza 4, 5 y 6 de más de 7 puntos, en comparación de los quintiles 1, 2 y 3.
Los avances en cobertura en educación básica y media, no se corresponden con mejoras en calidad, pues el 95% de estudiantes de hogares con ingresos menores a 5 salarios mínimos no tienen diferencias considerables en los resultados de las pruebas. Pero para ingresos muy altos, de más de 5 salarios mínimos, la educación privada demuestra un mejor desempeño en los resultados de las pruebas Icfes.
Como ha destacado Juan Camilo Buitrago Rincón, los estudiantes de ingresos bajos tienen menores chances de ingresar y mantenerse en instituciones de educación superior, mientras los estratos 5 y 6 presentan 40% más de posibilidades de ingresar a la educación superior.
¡El apartheid educativo se acrecienta en la educación superior!
Los autores sostienen que el deterioro de la educación pública promueve el escape de la clase alta hacia la privada, y ello reduce el interés del Estado por la mejoría de este bien y se genera segregación de clases, desde la primera infancia.
Beethoven Herrera Valencia
Profesor Emérito de la Universidad Nacional y profesor de las universidades Javeriana y Magdalena.
