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Molinos

Marc Hofstetter
11 de febrero de 2024 - 01:20 p. m.

El canciller abre una licitación a la que solo se presenta un proponente. El presidente opina que detrás de ese resultado debe haber un pliego sastre—una licitación que solo le conviene a ese proponente (¿cree que el canciller amañó los pliegos?). El canciller declara desierta la licitación a pesar de que la ley ordena entregarla al proponente. Dice que no le importa pasar por encima de la ley porque el día en salga el fallo contra el Estado él estará muerto. La Procuraduría toma nota y no espera tanto: abre una investigación contra el canciller y lo separa del cargo.

A pocas cuadras de allí la Corte Suprema abordaba la tarea de elegir fiscal entre la terna de candidatos que envió el presidente. Como ocurre cada cuatro años, la Corte no se puso de acuerdo a tiempo, a pesar de contar con la terna desde hace meses. El presidente decidió convocar una marcha para presionar la decisión de la Corte. ¿Qué podía salir mal?

Naturalmente la Corte no eligió fiscal. Puestos contra la pared, haberlo hecho habría sido interpretado como que el poder judicial está plegado al ejecutivo. Desde el punto de vista institucional, haber elegido fiscal ese día habría dado la sensación de que el presidente manda sobre los otros poderes y eso sí que habría sido un golpe a los equilibrios de poder en Colombia. La marcha salió mal, se tornó violenta, impidió la movilización de los miembros de la Corte y acabó en desmanes. (Dicho esto, la Corte necesita reformar su manual de elección para estos altos cargos: no puede ser que hagan rondas y rondas de votación en las si no hay un candidato con dos terceras parte de los votos, se aplaza sin límite la decisión. Cumplidos ciertos tiempos deberían converger a un sistema de mayoría simple para decidir el ganador).

El presidente ve en actos como las decisiones lentas de la Corte y la separación del cargo del canciller—no el discurrir usual de las instituciones judiciales—sino una conspiración, una representación de una élite imaginaria que no lo deja gobernar, un paso de muchos que terminará en su destitución. Ese delirio lo llevaron algunos de sus partidarios a instancias internacionales. Algunas de estas como la OEA, de manera vergonzosa, terminaron replicando esa narrativa con un llamado a cesar los intentos de golpe. En buena hora el senador De la Calle (exembajador en esa institución), le jaló las orejas a la OEA por la falta de rigor que la ha llevado a “ofender en lo más profundo el talante y la vocación democrática de los colombianos”.

Vendrán más de estos episodios. En las andanadas quijotescas luchando contra molinos conspiradores, en la simbología de un líder de izquierda atacado por fuerzas oscuras y en la victimización, se siente mucho más a sus anchas alguien que pasó toda su vida con armas y sin ellas luchando contra el establecimiento que ahora representa. Sin método ni equipos técnicos que guíen sus intenciones hacia resultados, estamos abocados al espectáculo perenne del presidente lanza en ristre contra molinos. Muchos molinos.

@mahofste

 

orlando(45745)12 de febrero de 2024 - 10:54 p. m.
Talvez Marc no haya visto los videos de la Cabal reunida con la derecha recalcitrante hablando del mandato que no debe concluir el presidente, nunca se había visto un Fiscal y Procuradora más beligerantes y cumplidores de sus deberes, todo porque el que manda es de izquierda. Que país tan atrasado.
Luis(43869)12 de febrero de 2024 - 07:57 p. m.
no comparto con ud. nada de lo qeu dice. porque para mí sí es necesrio cambiar casi todo en este país. una parranda de zanganos ganado mucho dinero entorpeciendo iniciativas para que nada cambie. en fin. es mi opini´n y la tuya en contrate.
rodrigo(82201)12 de febrero de 2024 - 05:02 p. m.
El monotema de todos los domingos , argumento debiles de muchos molinos
luis(26884)12 de febrero de 2024 - 01:50 a. m.
Pasa por alto el columnista que esta no es una decisión rutinaria cualquiera en "el discurrir usual de las instituciones judiciales", sino una elección en medio de una controversia permanente entre el fiscal y el presidente, en la que el fiscal ha rebasado permanente la misión propia de su cargo para cuestionar y atacar cada movimiento del presidente, en un marco de crispación política por la enconada oposición a las propuestas de reformas de Petro. Fiscalía politizada al extremo.
micorriza(d243q)12 de febrero de 2024 - 12:37 a. m.
"Las columnas del mismo domingo (de todos los domingos) son monotemáticas: Petro es un agujero negro"
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