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Café, cocaína y petróleo

El país no puede seguir dependiendo del petróleo y la cocaína. Urge diversificar las exportaciones.

A finales de los años setenta del siglo XX, cuando el país vivía una bonanza externa consecuencia de la helada de los cafetales de Brasil en 1975, la prensa nacional y la extranjera –y muchos colombianos– comenzaron a especular alrededor del verdadero valor de las exportaciones de marihuana y de cocaína. Se decía, incluso, que ese valor era superior al de las de café.
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No había en esa época estimativo alguno sobre el eventual tamaño de la producción y los ingresos de divisas provenientes del tráfico de drogas. Por eso se nos ocurrió con Roberto Junguito realizar en Fedesarrollo unos análisis sobre la economía del narcotráfico. Así el ejercicio rayara en la ciencia ficción, era necesario cuantificar la producción y las ventas de los dos productos.
Con dificultades evidentes, entre estas tener una idea de las hectáreas sembradas en marihuana, o conocer el proceso de transformación de la pasta de coca en cocaína refinada, pues en ese tiempo la hoja no se cultivaba en Colombia. Y claro, el lío grande era conocer los precios a los cuales se vendían la libra de marihuana y el kilo de cocaína al salir de Colombia y al por mayor y al detal en Estados Unidos. Pero hicimos nuestras pesquisas.

Un infortunado análisis que Bloomberg Economics difundió en la semana anterior dio lugar a la noticia de que “la cocaína desplazaría al crudo” como el principal producto de exportación de Colombia.

Recuerdo que logramos entrevistar al director de la DEA en Bogotá y que revisamos la información de toda clase de periódicos y revistas. Llegamos así al estimativo de 70.000 hectáreas sembradas en marihuana, al procesamiento de 14 toneladas de cocaína y a rangos de precios en las distintas etapas de comercialización de los productos. Utilizando precios en puertos y aeropuertos colombianos concluimos que a Colombia podían entrar en un año US$ 500 millones provenientes de marihuana y US$ 154 millones de cocaína en 1978. Un monto inferior al de US$ 1.427,9 millones generados por la exportación de café y, debido al peso de la marihuana en las ilegales, equivalente al 31 % del total de las exportaciones registradas.
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Un infortunado análisis que Bloomberg Economics difundió en la semana anterior dio lugar a la noticia de que “la cocaína desplazaría al crudo” como el principal producto de exportación de Colombia. El ingreso generado sería en un año US$ 18.400 millones, al tiempo que en 2022 el de la venta de petróleo se elevó a US$ 18.724 millones.
Para los expertos colombianos que han investigado con cautela la microeconomía de la producción, el tráfico de cocaína y las etapas del proceso –desde el cultivo de la hoja en Colombia hasta la venta a los traficantes que la comercializan en el exterior– el estimativo de Bloomberg es errado: o no se descontaron las incautaciones de la producción potencial, o se utilizó un precio dos veces superior al que parece corriente en la venta en altamar o en el Ecuador, que sería entre US$ 5.000 y US$ 6.000 por kilo.
Así las cosas, si salen del país unas 1.000 toneladas netas de cocaína al año, el ingreso sería una tercera parte del suministrado por el analista de Bloomberg, entre US$ 5,0 billones y US$ 6,0 billones, cifra que equivaldría aproximadamente al 10 % de las exportaciones legales de Colombia.
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No estoy afirmando que el ingreso de la exportación de la droga sea despreciable. Les hace enorme daño a los colombianos y a la economía. Pero es la tercera parte de lo que entra por ventas de petróleo y la mitad de los ingresos por el carbón y por las agropecuarias. No desplazaría al petróleo sino en el caso de que no se explorara más en búsqueda de crudo y su exportación cayeran dramáticamente. Y, al contrario de lo que sucedía hace 45 años, el ingreso sí sería mayor al de las ventas de café al exterior.
El país no puede seguir dependiendo ni del petróleo ni de la cocaína. Lo urgente es promover y diversificar las exportaciones.
CARLOS CABALLERO ARGÁEZ
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