El presidente Santos inauguraba su segundo mandato en 2014 con un precio de $1.900 por dólar. Cuando el presidente Duque tomó la posta, cuatro años después, había que dar $1.000 adicionales para comprar un dólar. Hoy, a pocos días de entregar su mando, hay que bajarse de $4.500 para acceder al mismo billete.
Al margen de las causas hay un hecho transversal a los saltos devaluacionistas de la última década: el Banco de la República no ha peleado contra el debilitamiento de nuestra moneda.
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