La educación en medio de pandemia: recomendaciones de política pública
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Resumen
El cierre de colegios y centros de desarrollo infantil tiene efectos devastadores para los niños, niñas y adolescentes. Implica no sólo rezago académico, sino rezago en la socialización, fundamental en las etapas tempranas de la vida, y riesgos para la salud emocional y mental. El riesgo es mucho mayor en los niños que vienen de hogares más vulnerables y que no cuentan con apoyo para estudiar, bien sea a través de la ayuda directa de los padres o con herramientas tecnológicas y de conectividad que permitieran continuar con sus procesos de aprendizajes. El cierre de colegios y centros de desarrollo infantil también significa para muchos estudiantes la interrupción de servicios esenciales como la alimentación o la protección ante riesgos de maltrato. Hemos normalizado que los colegios sigan cerrados y que los niños y adolescentes estén en condiciones que pongan en riesgo su desarrollo físico, cognitivo y emocional. Si como sociedad no tomamos acciones contundentes para proteger la generación actual de niños y jóvenes, difícilmente veremos progreso económico y social en las próximas décadas. Sugerimos medidas para que los costos del cierre se mitiguen y el tránsito hacia la normalidad pueda ser efectivo, lo antes posible y de manera descentralizada dependiendo de los contextos y características de cada municipio y región. La apertura de los centros educativos no debe estar sujeta a negociación o a debate; la discusión debe girar en torno a los protocolos para el retorno a los colegios y centros de desarrollo infantil protegiendo a los más vulnerables frente al virus.