'Se volvió insostenible': efectos de los incendios en la salud de habitantes de Bogotá

Dolor de garganta, irritación en los ojos y hollín en el ambiente son algunas afectaciones que han sentido los ciudadanos en la calidad del aire de Bogotá, en medio de la emergencia que se vive en los cerros por cuenta de los incendios forestales.

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“Hay un resecamiento general en el cuerpo, en la piel y en la garganta. Los ojos ya están muy irritados, en el caso mío y de mi familia. Además, en el ambiente vemos partículas de ceniza”, dijo una mujer que vive cerca de la entrada de la quebrada La Vieja, donde las autoridades llevan más de tres días controlando una conflagración que ha afectado alrededor de 12 hectáreas de tierra.

Otras personas que viven cerca del cerro El Cable, en la localidad de Chapinero, le contaron a este diario que desde la tarde del miércoles han sentido un olor muy fuerte a humo en su zona, el cual, incluso, no las dejó dormir y tuvieron que trasladarse a otros lugares.

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“Cuando llegué a la casa en la tarde había una nube de humo y se sentía el olor, pero con el paso de las horas se volvió insostenible, así uno tuviera las ventanas cerradas. Se sentía la sensación de fastidio en los ojos y en la garganta. Sobre las siete de la noche decidí que era imposible para mí pasar la noche ahí”, dijo una de las personas afectadas.

De acuerdo con el último reporte de la Secretaría de Ambiente, el índice bogotano de la calidad del aire y riesgo en salud (Iboca) registró ayer un nivel de riesgo alto en las estaciones de Carvajal, Sevillana, Fontibón y Suba, mientras que en otras seis estaciones se reportaron condiciones regulares; en siete, moderadas, y en una, favorables.

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Tatiana Céspedes, coordinadora de campañas para Greenpeace Colombia, le explicó a EL TIEMPO que con los incendios hay una emisión de material particulado 2,5 y 10 que sube a la atmósfera, y puede afectar la salud cardiorrespiratoria, por lo que se recomienda a la ciudadanía que use tapabocas, sobre todo si está en zonas cercanas a las llamas o si es población vulnerable (niños menores de 5 años, adultos mayores y personas con alguna enfermedad respiratoria o cardiovascular).

Por su parte, Adriana Soto, secretaria de Ambiente, aseguró que los incendios, combinados con el fenómeno de El Niño y la temporada seca, causan que se incremente la posibilidad de inversión térmica, que son capas de aire caliente que imposibilitan que el aire frío disperse el material particulado.

“Los vientos que en este momento se están presentando nos traen ese material particulado a la ciudad”, agregó la funcionaria a través de redes sociales.

Jorge Bonilla, experto en medioambiente, director REES y profesor de la Universidad de los Andes, indicó que el fuego en los cerros por lo general empieza a disiparse hacia arriba, pero con el paso de las horas y debido a la dirección de los vientos, baja y se va desplazando, principalmente hacia el sur o suroccidente de la capital, aunque con el tiempo también puede afectar el norte.

“En la medida que hay más incendios, el humo permanece activo y se va acumulando en la atmósfera, haciendo que se deteriore la calidad del aire”, añadió.

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Este problema afecta, por otro lado, las operaciones del aeropuerto El Dorado, donde la acumulación del material particulado impide que haya buena visibilidad para los pilotos. Según el último reporte, se han afectado 138 vuelos y se han cancelado 48.

Céspedes explicó que estas partículas pueden quedar en la ciudad hasta por tres meses, razón por la cual “en febrero y marzo las circunstancias se pueden volver mucho más complejas”. Cabe resaltar que para esta época la contaminación proveniente de la Orinoquia, la Amazonia y de Venezuela tiende a llegar a Bogotá debido a los vientos, afectando la calidad del aire en la ciudad.

La Secretaría de Ambiente, asimismo, explicó que para declarar una emergencia por contaminación deben pasar al menos 27 horas consecutivas de condiciones regulares o malas en el 50 por ciento de las 20 estaciones del Iboca, lo cual por el momento no ha ocurrido en medio de la emergencia.

REDACCIÓN BOGOTÁ

Laura Valentina Mercado y Julián Camilo Sandoval

REDACCIÓN BOGOTÁ

LAURA MERCADO