Publicidad

Editorial
Martes 05 de abril de 2022 - 12:00 PM

La prohibición del parrillero, una propuesta recurrente e ineficaz

Compartir
Imprimir
Comentarios

El Concejo de Bucaramanga ha puesto sobre la mesa, una vez más, el debate sobre la posibilidad de establecer algún tipo de restricción al parrillero en la ciudad, una posibilidad que con solo plantearse produce de inmediato gran agitación en tanto la medida golpea positiva o negativamente a toda la población puesto que hoy el uso de este medio de transporte alcanza cifras pasmosas, pues según datos de finales del año pasado, prácticamente triplicaban el número de automóviles en el área metropolitana, pues mientras estos llegaban a 162 mil, las motocicletas eran 463 mil.

Pensar entonces, que tomar una decisión sobre las motos no es un asunto de máximo cuidado, es ingenuo, además de irresponsable, sobre todo si, como sucede repetidamente, la medida que se propone es la de restringir el parrillero, por zonas, por horarios e incluso por sexo, unas veces con la intención de combatir el mototaxismo y otras como remedio contra la inseguridad, pero, lo cierto es que ninguno de los dos fenómenos ha sido exitosamente combatido en las ciudades, grandes o pequeñas, en las que se ha hecho ya el intento bajo los mismos presupuestos.

Un estudio reciente de la Universidad de Los Andes asegura que, a pesar de que se ha intentado en 25 ciudades colombianas, la restricción de parrillero, en cualquiera de sus modalidades, no ha logrado reducir la inseguridad en ninguna de ellas, entre otras cosas porque lo que ocasiona es el desplazamiento del delito en motos hacia los lugares donde la restricción no opera o se vuelve imposible en la realidad controlar el cumplimiento de la prohibición. En conclusión, el planteamiento de que si el delito se comete en motocicleta por parte del parrillero, la solución es prohibir el pasajero en este vehículo, es simplista y totalmente ineficaz.

Pero, además, sucede muchas veces que la eliminación del parrillero causa un daño significativo en la economía de quienes tienen en las motocicletas su forma de trabajo legal o transporte familiar y obligarlos a trasladarse al sistema público, produciría un incremento adicional del mototaxismo y una erogación mayor en este rubro para economías verdaderamente frágiles. Las causas del delito o de fenómenos como la piratería en el transporte, radican en condiciones profundas y objetivas de la economía y es allí a donde debe dirigirse la atención y el esfuerzo por combatir la delincuencia o la ilegalidad. Qué bueno sería que los concejales pensaran más en el fondo que en la forma, muchas veces populista, de plantear soluciones a los problemas de la ciudad.

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicado por Editorial

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad